lunes, 26 de octubre de 2009

VENUS

Abrí los ojos y ella estaba allí, allí, tumbada a mi lado en la cama observándome, no tenía ni la mas remota idea de porque estaba allí, pero lo estaba. Me sobresalté y un escalofrío recorrió mi cuerpo, duro unos 3 segundos escasos y se desvaneció como si de un espectro se tratara… Venus me estaba llamando, y yo quería honrar su divina afrodisia. Sus rojizos cabellos, caían por los dos lados de la cara, formando unos tirabuzones preciosos, y en su rostro se podían vislumbrar unas pecas anaranjadas. Detrás de su sonrisa, se escondían unos labios carnosos, de un color rojo intenso. Su mirada dejaba entrever el deseo sexual, y sus ojos eran grandes y oscuros como tizón.
Nos miramos… un largo rato estuve contemplando su belleza, sus ojos me echaban un órdago, y yo acepté sin reparo, así que lentamente nuestros labios se fueron acercando, hasta que la distancia se perdió.
El roce de sus labios era la manera más bonita de despertarme. Comencé a besarle delicadamente el cuello, su piel era suave, blanca y cálida.

Mientras ella me acariciaba los cabellos, mis labios fueron bajando despacio y besando lentamente sus senos y sus pezones. Notaba como su corazón iba a mil por hora, y el mío descarrilaba como cuando un artista encuentra el numen. Me incorporé y la cogí a horcajadas contra la pared, lo hicimos, era el placer elevado a la máxima potencia, sentía su respiración entrecortada, jadeante, y notaba sus dedos apretando mi espalda. Era una sensación tan mágica, tan placentera, que al llegar al clímax, me tumbé y me sumí en el más bello de los sueños….

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